Nuestro sistema inmunitario
2021: el año inmunitario. La salud es nuestro bien más preciado y debe protegerse. Independientemente de la situación actual, cada persona debe desarrollar un sentimiento y unos conocimientos que le permitan reconocer lo que es importante y aprender qué hacer para sentirse mejor, protegiendo al mismo tiempo a los demás. Al igual que un motor, nuestro cuerpo necesita ciertos nutrientes para protegerse al máximo. ¿Cuáles son estos nutrientes? A continuación encontrará una lista detallada de todos los productos que contiene la Caja Inmunitaria.
Vitamina D
La vitamina D se produce en gran parte en la piel a través de la exposición a la luz solar. Por ello, los niveles de vitamina D disminuyen especialmente durante los meses más oscuros del año. La vitamina D contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario. Por ejemplo, ayudando a los fagocitos del sistema de defensa inespecífico y a los linfocitos T del sistema de defensa específico.
Magnesio
Este mineral se considera un nutriente esencial. Fortalece nuestros huesos y permite que nuestros músculos estén fuertes y relajados. El magnesio también tiene efectos positivos sobre el sistema cardiovascular y la digestión. Además, favorece la transmisión de los impulsos nerviosos y refuerza nuestro sistema inmunitario.
Zinc
El zinc ayuda a las células inmunitarias a detectar rápidamente los agresores nocivos y a eliminarlos eficazmente. Además, favorece el propio desarrollo de estas células y refuerza así la respuesta inmunitaria.
Selenio
El selenio es un oligoelemento y desempeña un papel importante en muchos procesos del organismo, ya que, en forma orgánica, forma parte del aminoácido selenocisteína, componente de diversas enzimas. Una carencia de selenio provoca trastornos del sistema inmunitario y una función muscular limitada.
Vitamina C
Un nivel equilibrado de vitamina C contribuye al funcionamiento del sistema inmunitario. Una vez que los virus del resfriado han entrado en el organismo, la vitamina C se activa en diversas partes del cuerpo: desencadena la formación de glóbulos blancos, se adhiere a los radicales libres y los hace inofensivos.
Ácidos grasos omega-3
EPA y DHA proporcionan los componentes básicos de las sustancias que actúan contra la inflamación y, a su vez, inhiben los procesos inflamatorios. Cabe señalar que la inflamación se produce principalmente como respuesta defensiva del organismo a infecciones víricas o lesiones tisulares. Sin embargo, es igualmente importante que el propio sistema inmunitario regule la resolución de la inflamación. Este proceso se ve favorecido por los ácidos grasos omega-3.